Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Cuando hay confrontación entre políticos, es común que se digan entre ellos, como parte de sus acuerdos de paz: amarra a tus loquitos. Se refieren a frenar a los grupos rijosos, los golpeadores (no sólo en sentido figurativo), los que usan métodos muy toscos para presionar y doblegar al oponente.
Más o menos son de esos quienes advirtieron hace unos días a Ricardo Monreal, que si votaba en contra de la reforma electoral “plan B” del presidente Andrés Manuel López Obrador iban a destituirlo de la coordinación de la bancada de Morena en el Senado de la República.
Acaso no son los más brillantes, pero sí rudos. Los encabeza el secretario de Gobierno de la Ciudad de México y senador con licencia, Martí Batres, experto en esas lides, desde que fue porro en la UNAM donde estuvo matriculado y acudía a la Facultad de Derecho para armar grilla, pero nunca terminó ahí la carrera.
En el Senado, Batres tiene a dos destacados representantes: su suplente, César Cravioto, y la senadora Citlalli Hernández. Desde la noche del miércoles esos rudos ya afilaban la guillotina para cortarle la cabeza a Monreal, porque había osado votar en contra de la reforma presidencial.
No veían que Monreal, durante más de una semana, operó con toda su experiencia y oficio político para asegurar que se aprobara la iniciativa presidencial. La discusión duró toda la noche de miércoles para jueves. Al amanecer, los senadores batristas esperaban que se terminara la votación en lo particular para la venganza contra Monreal: destituirlo por ir en contra.
Pero detuvieron la operación por el mensaje político desde el púlpito de las mañaneras. Cuando le preguntaron a López Obrador si Monreal debería ser expulsado de la bancada por votar contra su reforma electoral, respondió. “No, nada de purgas. Por convicción y además porque no queremos que vayan a usar una actitud de intolerancia para afianzar la creencia conservadora de que somos estalinistas”. Esa fue la expresión con la que AMLO amarró a sus loquitos.
La votación de la reforma electoral “Plan B” del presidente terminó poco después de las 10 de la mañana. Todo tan en paz, que Monreal pudo dar una conferencia de prensa con tranquilidad. Ahí le preguntaron sobre la postura de Cravioto, quien había amenazado con una rebelión si Monreal votaba en contra. “No tengo ninguna opinión”, respondió. Tras insistirle, añadió: “César Cravioto es un senador inteligente, es un senador activo, es un senador que respeto, como a todos los compañeros en el grupo”.
—¿Usted les pediría que no consideren su relevo?
—No, no. Yo no les puedo pedir nada… Yo lo único que digo es que vamos a seguir trabajando y ya, es todo; pero ellos tienen derecho de hacer lo que crean conveniente.
Monreal le reviró el mensaje de bandera blanca a López Obrador. “A mí no me sorprende la respuesta del presidente de la República, el licenciado López Obrador, respecto de mi posición; porque lo conozco desde hace 26 años y hoy ha ratificado su actitud de tolerancia, de respeto; que son características de demócratas”.
Aunque votó en contra, Monreal dijo que no se va a sumar al juicio de inconstitucionalidad que va a interponer la oposición contra esta reforma electoral. Quiere llevar la fiesta tranquila y sobrevivir al frente de la bancada por lo menos hasta agosto que se defina el proceso interno de Morena para la candidatura presidencial. Y en ese momento, decidir si echa a andar su propio “Plan B”: la candidatura a jefe de Gobierno de la CDMX. Por lo pronto, AMLO amarró a sus loquitos.