Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Ahora que el presidente Andrés Manuel López Obrador anda tan interesado en que se haga justicia, como en el caso Colosio, al grado de haber pedido que se reabra la investigación porque considera que fue un “crimen de Estado”, valdría la pena que midiera con la misma vara a la tragedia en la Línea 12 del Metro, que dejó como consecuencia la muerte de 27 personas –uno de ellos menor de edad que pretendieron ocultar–, y que a casi 3 años del lamentable hecho no hay un solo sentenciado y sí varios intocables.
Ni con el pétalo de un citatorio se ha molestado a los tres jefes de Gobierno que tendrían alguna responsabilidad política del desplome. Primero, Marcelo Ebrard, porque durante su gestión se construyó esa Línea del Metro; Miguel Mancera, porque en su gobierno la cerró para hacer una reparación mayor, y Claudia Sheinbaum, porque a ella se le cayó el Metro el 3 de mayo de 2021.
Y para burla de todos los mexicanos, sus posiciones de poder las han conservado y van por más. Sheinbaum podría convertirse en la próxima presidenta de México, sin que haya rendido cuentas políticas por esta tragedia; Ebrard pinta para ser senador y muy probablemente el coordinador de los de Morena, y Mancera seguramente será diputado federal.
Ninguno de los tres podría alegar que no tiene vela en ese entierro, porque la conclusión del dictamen técnico que solicitaron las autoridades de la CDMX en 2021, encabezadas por Sheinbaum, de manera específica estableció que el desplome se debió a “problemas de diseño y construcción”, y como detonante las “fallas en las inspecciones y mantenimiento”.
Esto, de manera transversal, toca por supuesto a Ebrard, Mancera y Sheinbaum, aunque a ella por supuesto que no le gustó y descalificó el informe. Incluso, le echó toda la culpa a Ebrard en un acto oficial. Durante su Cuarto Informe de Gobierno, ante el Pleno del Congreso de la Ciudad de México, cuando Sheinbaum exponía las “acciones” de su gobierno para el Sistema de Transporte Colectivo, Metro, dijo enfática: “Y, después del trágico accidente de la Línea 12 a consecuencia de problemas de origen, estamos trabajando en su reforzamiento…”.
Pero no sólo ellos son intocables; también quien fuera la directora del Metro cuando ocurrió la tragedia, Florencia Serranía, por cierto comadre del presidente López Obrador.
Tampoco siquiera se inició alguna causa penal contra las empresas que fueron las edificadoras, principalmente Cicsa, del empresario más acaudalado de México, Carlos Slim, a quien muchos consideran el favorito de la 4T. Es más, hasta recibió un reconocimiento de parte de López Obrador porque ofreció reparar sin costo para el erario las estaciones afectadas. Por cierto, aquí otra promesa incumplida por AMLO, pues dijo que se tardarían un año en reparar en su totalidad el tramo afectado, y se prolongaron 2 años y 9 meses.
Los intocables de la Línea 12 son una de tantas razones por las que la oposición en el Congreso capitalino votó en contra de la ratificación de Ernestina Godoy como titular de la Fiscalía de la CDMX, pues a ella le tocaba investigarlos. Pero estaba atada de manos, impedida políticamente, porque respondía a los intereses de Morena, López Obrador, Sheinbaum et al, que seguramente le habrán de poner veladoras a todos los santos para que la Línea 12 funcione sin incidentes y menos algún accidente que lamentar. De ocurrir algo durante las campañas Morena puede dar por perdida la Ciudad de México y seguro también se hundiría la candidatura de Sheinbaum. Lo veremos.