Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Al menos dos personas que han trabajado cerca de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, cuentan que acaso la principal razón por la que dejaron de laborar con “la doctora” –como suelen llamarle–, es por su actitud “soberbia”. Esa es la fama que también tiene con los “reporteros de la fuente”, aunque por supuesto no se lo dicen.
Estos dichos se empatan con hecho, y parece que la arrogancia de Sheinbaum le impide lograr un diagnóstico real de lo que está pasando y cree que todo va bien.
Por vez primera en los más de 25 años que tiene la “izquierda” gobernando la CDMX, desde Cuauhtémoc Cárdenas y López Obrador hasta el actual gobierno, se da una manifestación tan grande en la capital como la del domingo, que aunque se le llamó en defensa del INE, fue en realidad contra el presidente, pues protestaron para tumbar su reforma electoral “Plan B”.
A pesar de esos miles de ciudadanos inconformes que salieron como nunca –sin ser convocados por AMLO– al zócalo de la CDMX, Sheinbaum lo minimizó y dijo que ello no representa un crecimiento de la oposición.
Se metió en la guerra de cifras, evidencia de su incomodidad o quizá preocupación por la cantidad de gente que acudió voluntariamente. Los promotores dijeron que asistieron unas 500 mil personas y la policía de Sheinbaum tuvo otros datos. “Sobre las cifras, ¿cómo se calculan? Metros cuadrados del zócalo, cuántas personas por metro cuadrado. La Subsecretaría de Tránsito y el C5 estimaron entre 90 mil y 100 mil personas que fue la cifra que se dio, no es una cifra política, sino es una cifra acorde a cómo se hacen los cálculos matemáticos de cuántas personas por el espacio”, dijo Sheinbaum.
Habrá quienes piensen que no es soberbia de la jefa de Gobierno pero sí es claro el error de diagnóstico, pues hasta su jefe López Obrador, en los hechos, lo ve. Por eso le prohibió seguir yendo de gira de campaña a las entidades federativas y concentrarse en recuperar la Ciudad de México. Por eso mismo es que Sheinbaum organizó visitas por las 16 Alcaldías en que presume que asistieron unas 130 mil personas, lo que da un promedio de 8 mil por demarcación territorial. Ello no pareció reflejarse en las plazas que visitó. Pero aceptando sin conceder que así hubiera sido, hay que descontar que los líderes los llevaban en autobuses, repartían la torta y el refresco y, más aún, había pase de lista para beneficiarios de programas sociales. Acarreo a todo lo que da.
Como siempre, ayer el discurso de Sheinbaum se empató con la línea que dio en la mañana su jefe político, Andrés Manuel López Obrador, cuando dijo que esos 100 mil eran pocos todavía, a pesar de que hace tiempo en una mañanera ofreció que el día que se sumaran 100 mil personas para manifestarse en su contra se iría a La Chingada, como se llama su quinta en Palenque, Chiapas.
También es probable que lo de Sheinbaum ayer no haya sido meramente soberbia, sino que se trate del control de daños para que los ciudadanos que apoyan la “4T” sigan leales, pues saben que cada día se les alejan más de aquellos electores volátiles gracias a los cuales ganó con tanta holgura López Obrador en 2018. Esa negación, soberbia o estrategia no les va a servir de mucho, y al contrario parece que a la gente le molesta aún más.
Quizá le apuesten a que será suficiente con atacar a la oposición con la Fiscalía por delante y que éstos, también con un halo de soberbios, terminen por desunirse o equivocar la estrategia. Lo veremos.