Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
El viernes, al confirmar la salida de Lázaro Cárdenas Batel como su coordinador de asesores, Andrés Manuel López Obrador mandó un mensaje muy claro: que no necesitaba a la familia para su acto del día siguiente, la conmemoración del 85 aniversario de la expropiación petrolera encabezada por Lázaro Cárdenas del Río –el abuelo–. Es algo así como si el presidente hubiera ya expropiado el nombre y la imagen del general para su uso político personal.
Por su lado, la familia Cárdenas, encabezada por el patriarca Cuauhtémoc –tres veces contendiente presidencial–, también mando otro mensaje político con la renuncia de Lázaro: que no necesitan al presidente López Obrador para hacer política, pues tienen la trayectoria y alianzas para seguir su propio camino e incluso construir una candidatura, que pinta más hacia la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, aunque si le alcanza, por qué no para la presidencial. Al echarlo de Palacio, AMLO puso en activo a Lázaro. Hasta le hizo un favor, porque estaba ahí desaparecido, en el ostracismo, acaso para evitar que creciera su imagen. Pese a ello, Lázaro contó con la ventaja de que no tuvo desgaste político como los del Gabinete o la misma Jefa de Gobierno de la CDMX.
Aquí, el punto de pierde para López Obrador es que ya no está en sus manos la variable del activismo político de Lázaro Cárdenas, quien ya puede ir por la libre construyendo su futuro cercano en la política. Incluso, si fuera el caso en la oposición, por ejemplo, el partido Movimiento Ciudadano, donde él conserva una muy buena relación con el propietario de este registro, Dante Delgado.
Pero también podrá moverse al interior de Morena y en otros partidos políticos, porque los Cárdenas se quedaron con la herencia de la izquierda revolucionaria, que una buena parte parece escindirse de López Obrador con la evidente ruptura entre éste y Cuauhtémoc. En esto coincide plenamente el periodista y analista político Héctor Tenorio Muñoz Cota, profundo conocedor de la historia política del general Lázaro Cárdenas y su descendencia, quien recuerda que la izquierda real, aquella por ejemplo de Heberto Castillo, nunca consideró a López Obrador como uno de los suyos.
Algunos ven a Lázaro como quien puede salvar a Morena de perder la CDMX. Hoy las encuestas reportan a los morenistas en primer lugar, pero en casi todos los casos hay alrededor del 20 por ciento de entrevistados que no quiere dar respuesta. Es un voto oculto o todavía no decidido, pero que podría inclinarse por la oposición debido a la molestia y decepción que hay con López Obrador.
El sábado, Lázaro Cárdenas dijo que hasta ese momento no ha trabajado en una candidatura a la Jefatura de Gobierno de la CDMX. “No. No me lo he planteado. Yo estuve dedicado estos cuatro años a trabajar concentrado en mis tareas en la Presidencia y pues ahora estaré concentrado en este nuevo compromiso”, en referencia a su designación como secretario técnico de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), posición que le tocaba a Brasil, pero el presidente Luiz Inácio Lula Da Silva –quien compite con AMLO por el liderazgo de América Latina– cedió su lugar para que fuera ocupado por Lázaro Cárdenas.
Todo indica que no le va a falta partido político a Lázaro Cárdenas para 2024, acaso por Movimiento Ciudadano en la capital o si crece para la Presidencia, aunque se antoja más complicado. Su imagen, presencia pública y posición en las encuestas ahora dependerá de sí mismo. A ver si aprovecha esa ventaja. Lo veremos.