Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Padres de familia, activistas y usuarios en redes sociales exigen el cierre definitivo del plantel San Jerónimo del Colegio Williams, donde el pasado 7 de noviembre se ahogó el pequeño Ábner, de 6 años de edad.
Pero directivos del Colegio, como si no fuera de extrema gravedad el presunto homicidio que ocurrió en sus instalaciones (así es investigado), presionan a funcionarios de la Alcaldía La Magdalena Contreras, del Instituto de Verificación Administrativa (INVEA) del Gobierno capitalino, y de la Autoridad Educativa Federal de la Ciudad de México (AEFCM), pues buscan que de inmediato permitan a la escuela vuelva operar con normalidad, hasta sin cumplir la normatividad.
En este contexto, el Colegio Williams contrató a expertos que emprendieron una campaña en redes sociales (hasta con bots) contra las autoridades en respuesta a que el pasado 25 de noviembre se colocaron nuevos sellos de suspensión de actividades (la gente le llama coloquialmente clausura) en las instalaciones de San Jerónimo, demarcación La Magdalena Contreras.
Ese día, a petición de la AEFCM, el INVEA realizó la segunda inspección al plantel San Jerónimo y determinó que el Colegio Williams no cumple la normatividad en materia de protección civil.
De acuerdo con información del INVEA, sus funcionarios llegaron a las 16:30 horas al inmueble de San Jerónimo y encontraron “diversas inconsistencias relevantes en materia de protección civil”. Solicitaron a directivos del Colegio que entregaran cierta documentación para aprobar la verificación en materia de protección civil. Esperaron hasta las 22:15 horas y, en vista de que no subsanaron lo solicitado, el INVEA ejecutó la colocación suspensión de actividades.
La primera determinación administrativa de “clausura” contra el Colegio Williams fue ejecutada también por el INVEA el pasado 15 de noviembre y sigue su curso administrativo”, por incumplir preceptos de carácter mercantil.
Además de lo anterior, hay otra presunta ilegalidad en que incurrió el Colegio Williams, que podría (y debería) ser indagada por la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCM).
Esto, porque después de que el pequeño Ábner se ahogó, los directivos de la escuela no preservaron lo que coloquialmente se conoce como la “escena del crimen”, en este caso, la zona de la alberca donde ocurrió el lamentable hecho. A tal grado descuidaron el sitio, que incluso un par de horas después de lo sucedido continuaron dando clases como si nada.
De acuerdo con abogados, en la Ley no existe como tal el delito de alteración de la escena del crimen, pero sí podría tipificarse otro ilícito. Por ejemplo, en el caso del homicidio del ex gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval, ocurrido en diciembre de 2019 en un bar de aquella entidad, 11 empleados que modificaron la escena del crimen fueron juzgados y sentenciados por “encubrimiento”.
Así, por una parte la Fiscalía capitalina está obligada a investigar quién dio la instrucción de que continuaran las clases de natación en el Colegio Williams después de los lamentables hechos. Y por su lado, la escuela, si quiere lograr su reapertura, debería subsanar todo lo solicitado por las autoridades del INVEA, en lugar de presionar, como pretendieron hacerlo hasta con el Instituto de Servicios Periciales y Ciencias Forenses, pero no les funcionó.